¿Sabía usted que un colaborador motivado multiplica su productividad? ¿Que la motivación se contagia, y repercute en la multiplicación de más esfuerzos?
La motivación está relacionada con el impulso, porque éste provee eficacia al esfuerzo colectivo orientado a conseguir los objetivos de la empresa, y empuja al individuo a la búsqueda continua de mejores situaciones a fin de realizarse profesional y personalmente. Si es fomentada por la empresa y dirigida de manera personal y empática genera compromiso en el personal.
Frente a esto se pueden analizar dos conceptos: motivación y liderazgo.
Chiavenato define motivación como “el resultado de la interacción entre el individuo y la situación que lo rodea”. Según este autor para que una persona esté motivada debe existir una interacción entre el individuo y la situación que esté viviendo en ese momento, el resultado arrojado por esta interacción es lo que va a permitir que el individuo esté o no motivado.
Para Robbins se define motivación como “los procesos que inciden en la intensidad, dirección y persistencia del esfuerzo que realiza un individuo para la consecución de un objetivo.” Por otra parte John Kotter define el liderazgo como “la actividad o proceso de influenciar a la gente para que se empeñe voluntariamente en el logro de los objetivos del grupo, entendiendo por grupo un sector de la organización con intereses afines”.
Estos conceptos nos hacen pensar que no existe liderazgo sin motivación, el líder motivado y motivador es fundamental en la organización. Juega un papel de extrema importancia y su función es estratégica para que los objetivos de la organización sean alcanzados.
Por lo tanto si las empresas pretenden que sus colaboradores se muestren motivados, sus líderes también deberán mostrarse de esa forma. No puede exigir algo que no cumpla, por lo que debe dar el ejemplo con sus propios actos, y es justamente el arte de motivar lo que define a un buen líder.
Pero no hay que confundir ambos conceptos: ninguna persona puede motivar a otra directamente. Solo se pueden presentar alternativas o modificar el ambiente para que sea la persona a motivar quien tome la decisión final.
¿Conoces un dicho que dice: “Los comportamientos que encuentras son un reflejo de tu actitud”?
Los grandes líderes implantan a su alrededor una actitud que favorece que el equipo y las personas consigan resultados. Los mejores líderes son un espejo de lo que hay que hacer, de lo que quieren ver en su equipo. Si quieren compromiso, deberán ser los primeros en comprometerse.
Según Bernardinho (ex jugador profesional y entrenador de voleibol brasileño), en su libro Transformado sudor en oro: “ser líder es dar el ejemplo para que otros sepan cómo se hace y se esfuercen para repetir la tarea en el mismo nivel o aún mejor. Esa es la única forma de liderazgo que se sustenta con el tiempo. Nada de lo que usted dice influencia más a las personas de lo que usted hace”.
¿Alguna vez sintió que alguien le contagió su optimismo, desgano o mal humor en el trabajo?
Compartir el optimismo e inspirar a otros tiene un gran beneficio: cuando motivas a otras personas cultivas tu propia motivación. Cuando le haces agradable la vida a otras personas, haces inspiradora tu propia vida: es el modo más seguro de motivación. ¿Vale la pena intentarlo?
Si te gustaría adquirir herramientas de liderazgo, podemos acompañarte a través de un proceso personalizado. ¡Consultanos ahora!