Ya lo saben todos: en el 2020 cambió la forma de trabajar. A esta altura, el fenómeno va más allá de las inagotables salas de Zoom y los after office virtuales, y alcanza el protagónico en todas las reuniones de líderes que empiezan a pensar en cómo encarar el año que entra.
¿Qué hacemos con los colaboradores?

La pandemia y el trabajo remoto impusieron una necesidad mayor.  Keith Ferrazzi, entrenador de liderazgo y organización, dice: “No deberíamos estar hablando solo de cómo hacer que la gente regrese a la oficina, o simplemente de cómo hacer que el trabajo desde casa sea productivo. Deberíamos repensar cómo hacer el trabajo e involucrar a los empleados en el proceso”.

Si bien en este contexto es lógico que haya algunas dificultades como; demoras en toma de decisiones que nunca antes habían estado sobre la mesa (o que alteran las más profundas fibras del negocio) y resultados no deseados producto del “a prueba y error” forzado en el que nos instala la incertidumbre. Hay algo que no falla y que debe ser la base de cualquier estrategia: el foco en las personas, en este caso, los colaboradores.

Es por eso que creemos que es el momento de elegir las herramientas con las que se va a trabajar y en virtud de lo visto, la que no puede faltar es el Design Thinking o “Pensamiento de Diseño”.  Esta herramienta, centrada en las personas,  nos da el espacio para investigar,  para hacernos preguntas, para pensar el cómo y para ver si las posibles soluciones funcionan, o debemos pasar a la siguiente.

Aunque la palabra “Diseño” se asocie a la calidad o apariencia de los productos y marcas, el diseño como disciplina tiene por objetivo máximo promover bienestar en la vida de las personas. En el proceso de Design Thinking se trabaja intensamente para definir de la mejor manera posible cuáles son los problemas que deben ser resueltos, a partir de lo cual comienza un camino de indagación, trabajo colaborativo y validación. De esa forma, “La solución no se deriva del problema: más bien, encaja en él” (Design Thinking: innovación en negocios – Mauricio Vianna).

¿Por qué Design Thinking es una buena herramienta para mejorar la experiencia del empleado?

• Pone al colaborador en el centro conociendo sus necesidades reales #EmployeeCentricity.

• Crea soluciones asertivas, basadas en información y disminuyendo riesgos.
• Acelera el ciclo de desarrollo de nuevas y valiosas ideas.

Recomendaciones para su implementación

• Convoca a líderes, mandos medios y referentes claves de la organización. En algunas sesiones, ¡también a colaboradores! Los hará sentirse parte del proceso y también de los resultados.
• Diseña encuentros con propósitos claros, en donde al inicio se planteen las dinámicas y objetivos a trabajar en cada instancia. ¡Cuida la experiencia de tus clientes internos en todo momento!
• Promueve un espacio seguro en donde todos puedan expresar sus perspectivas. Contempla que todos participen y no juzgues ninguna idea.

Si querés conocer más sobre las técnicas del Design Thinking, hacé click acá para acceder a un video explicativo de las 5 etapas y del proceso y algunas técnicas recomendadas para cada paso.

Este 2020 nos pone en jaque y nos obliga a reconstruir pilares esenciales para el funcionamiento de equipos y organizaciones. Es momento de resignificar, de innovar, de estudiar las soluciones y alternativas que se han estado implementando y revisar ¿Qué está funcionando para los líderes y empresas? ¿Qué para los colaboradores? ¿Qué debería ampliarse?

Como dijo Ferrazi, debemos “repensar cómo hacer el trabajo”. Tenemos una gran oportunidad para rediseñar o, en algunos casos, hacer un primer diseño de la “Experiencia del Empleado”. Junto al Design Thinking, son dos aliados en la misión del bienestar en la vida de las personas.

 ¿Imaginas el impacto que podría tener en tu organización?

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