En el competitivo escenario global, Argentina se destaca como una fuente de talento excepcional en sectores clave como tecnología, finanzas, marketing y diseño. Su atractivo va más allá de los costos laborales: una estructura educativa sólida y una rápida adopción de tendencias globales han forjado una generación de profesionales altamente capacitados.
Pero, ¿es esto lo único que distingue al talento argentino? ¿Por qué los equipos de Selección IT de todo el mundo están volcando su mirada hacia Argentina?
En este artículo, te mostramos las ventajas que hacen del talento argentino una de las mejores apuestas para llevar tu empresa al siguiente nivel, ya sea con contratación directa o mediante tercerización (outsourcing).
1. De la adopción a la adaptación de la IA: Un balance delicado
Comencemos por el tema que inunda nuestras agendas (y neuronas). El uso de la inteligencia artificial (IA) en Recursos Humanos ya no es una cuestión de futuro; es una realidad. Desde el lanzamiento de ChatGPT, la incorporación de IA en el trabajo ya es un hecho evidente. Sin embargo, dicha adopción tecnológica está generando un novedoso “tecnoestrés” en los colaboradores, según informan Pilar Ficapal Cusi y sus colegas de la Universidad Abierta de Catalunya. ¿El reto principal? Gestionar la necesidad de eficiencia con la creciente ansiedad de los empleados por perder sus empleos ante la automatización.
Muchas organizaciones en Latinoamérica están integrando IA en procesos críticos como la selección de personal y la gestión del desempeño. Para tener éxito, el área de RRHH debe facilitar la transición, ofreciendo formación y gestionando el cambio. El primer comunicado es fundamental: La IA como complemento, no sustituto, del talento humano.
Según el reporte anual de tendencias del trabajo de Microsoft, aunque el 79% de los líderes de las empresas está de acuerdo en que la adopción de la IA es fundamental para seguir siendo competitivos, el 60% admite que su empresa no posee una visión y un plan para implantarla. Ponerlo en agenda, no es suficiente. Es preciso elaborar un plan estratégico, que ponga a las personas y su desarrollo en el centro.
2. Un punto de inflexión en la brecha de habilidades
La velocidad a la que la tecnología evoluciona está dejando a muchas empresas luchando por definir cuáles serán las habilidades críticas que necesitarán en el futuro. Este desajuste de competencias no solo afecta la productividad, sino que también pone en riesgo la innovación y la capacidad de las organizaciones para competir en un mercado cada vez más digital.
En el campo de la Selección IT, la situación que experimentan nuestros clientes es aún más desafiante. A medida que nuevas tecnologías como la inteligencia artificial, la ciberseguridad y el desarrollo de software avanzado continúan creciendo, las competencias requeridas cambian constantemente, y las empresas deben ser ágiles para identificar y cerrar esas brechas antes de que se vuelvan críticas.
La solución no es solo contratar a los mejores talentos disponibles, sino también enfocarse en el upskilling y reskilling de los equipos actuales. Las compañías más exitosas serán aquellas que logren anticiparse y prepararse para estas demandas a través de una estrategia continua de formación y desarrollo, integrando tecnología como IA para detectar y proyectar cuáles serán las competencias clave que necesitarán en el futuro cercano.
En lo personal, creo que este desafío no se resolverá puertas adentro de la oficina de talento. El trabajo conjunto con áreas de tecnología, marketing, ventas, I+D y operaciones será fundamental en el diseño de nuevas estrategias de adquisición y desarrollo de talentos.
3. KPIs y métricas en las decisiones estratégicas.
Lejos quedó en el tiempo la desconexión entre las áreas de talento y la estrategia empresarial. Los indicadores y métricas son fundamentales en la toma de decisiones. Y aunque los equipos de RRHH han buscado en los últimos años volverse más estratégicos, según la Academia para la Innovación en Recursos Humanos (AIHR) en 2025 la capacidad para ejecutar de manera efectiva marcará la diferencia en términos de resultados. ¿Cuánto impactan las políticas de talento en la vida real de los colaboradores? Es fundamental trazar un Employee Journey Map que mida fortalezas y oportunidades de mejora en todo el viaje: desde la selección y contratación, hasta el compromiso y la fidelización de los empleados.
Uno de los desafíos será traducir estos KPIs en mejoras tangibles. Un ejemplo es el uso de KPIs para medir la efectividad de las iniciativas de diversidad e inclusión o los programas de formación. Si las métricas no están alineadas con los objetivos estratégicos de la organización, no habrá un retorno significativo de la inversión en RRHH.
4. Gestión del talento Glocal: Un enfoque híbrido para el éxito en 2025
En 2025, la gestión del talento “glocal” —la combinación de estrategias globales con un enfoque local— será fundamental para que las empresas latinoamericanas prosperen en un entorno empresarial cada vez más interconectado. Las organizaciones ya no pueden limitarse a pensar solo en su mercado local; deben aprovechar las oportunidades que ofrece la globalización del talento. Esto significa buscar a los mejores profesionales a nivel mundial, pero adaptando sus políticas y prácticas de gestión a las realidades locales, como las normas culturales, legislaciones laborales y expectativas de los empleados.
Esto plantea una serie de desafíos que se intensifican hacia 2025:
- La coherencia de una misma Experiencia del Empleado, sin importar a dónde están ubicados.
- La gestión de las comunicaciones. Si bien todos hablamos un mismo idioma en México, Argentina o Perú, nuestras expresiones idiomáticas y culturales son muy diferentes.
- Coordinación operativa y gestión del talento remoto: manejo de equipos distribuidos, diferencias horarias y la integración de herramientas tecnológicas que permitan la colaboración eficiente.
Crear un entorno en el que los empleados, ya sea que trabajen localmente o de forma remota, se sientan igualmente comprometidos y alineados con los objetivos globales, requiere un enfoque cuidadoso en la comunicación y la gestión del rendimiento.
5. La importancia del Employee Engagement 2.0
Nada de esto será posible con colaboradores comprometidos “a medias”, o peor aún, potenciales “quiet quitters” (renunciadores silenciosos). El compromiso de los empleados sigue siendo una prioridad, pero tras años de políticas que no lograron mover la aguja, estamos viendo un retorno a lo básico. Escuchar a los colaboradores y actuar en función de su retroalimentación es la clave para mejorar el compromiso. Muchas empresas han implementado encuestas de satisfacción, pero solo aquellas que realizan cambios visibles en base a las respuestas logran incrementar la lealtad y la motivación de sus equipos.
En 2025, los líderes deberán asumir un papel más activo en este aspecto, adoptando una estrategia de escucha continua que permita identificar áreas de mejora y oportunidades de innovación en la gestión del talento. De nuevo, los indicadores de recursos humanos jugarán un rol esencial para medir el éxito de estas iniciativas y ajustar las políticas según los resultados.
6. El Trabajador Antifrágil: Crecer a través de la adversidad
No puedo negar que esta tendencia sigue inquietándome, pero es un tema recurrente en cada evento al que asisto. ¿De qué se trata? El concepto de trabajador antifrágil, originado por Nassim Taleb en su libro Antifragile: Things That Gain from Disorder en 2012, se refiere a aquellos que, en lugar de resistir el caos, se fortalecen con él (a diferencia del trabajador resiliente, quien resiste los embates de las crisis).
Este enfoque en la antifragilidad se basa en convertir la incertidumbre, los cambios abruptos y las dificultades en oportunidades de crecimiento personal y profesional. Para las empresas, fomentar un entorno que promueva la antifragilidad significa capacitar a sus colaboradores para que no solo se adapten a los cambios, sino que los utilicen para mejorar su desempeño y aportar soluciones innovadoras. ¿Suena desafiante, no?
Lo novedoso de este concepto radica en que las organizaciones ya no se enfocan únicamente en “proteger” a sus empleados del estrés y la adversidad, sino en capacitarlos para prosperar en medio de ellas. Repasemos brevemente cuáles son algunas de las adversidades a las que nos enfrentamos en la actualidad:
- Cambios tecnológicos y de automatización
- Incertidumbre económica y del mercado
- Aumento de la carga laboral y presión por resultados
- Ambigüedad en las decisiones y los roles
- Crisis globales y desafíos personales, entre muchos otros
Las empresas que adopten esta mentalidad centrada en las personas, deben implementar programas de desarrollo con foco en la inteligencia emocional, la toma de riesgos calculada y el aprendizaje continuo. Crear un entorno donde los empleados se sientan seguros para experimentar y aprender de los errores les permitirá, no solo sobrevivir a los desafíos de 2025, sino crecer con ellos.
Conclusión
Si llegaste hasta aquí, ya sabes que el panorama de Recursos Humanos en Latinoamérica en 2025 será complejo, pero lleno de oportunidades para aquellas organizaciones que estén dispuestas (y dediquen recursos) a adaptarse. La clave estará en equilibrar la tecnología con el factor humano, cerrar la brecha de habilidades y medir el impacto de cada iniciativa a través de KPIs efectivos. Solo así, las empresas podrán construir equipos antifrágiles y comprometidos que los guíen hacia el éxito en el futuro cercano.
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